domingo, 9 de agosto de 2015

Heredad territorial usurpada

La tesis indigenista de que América fue usurpada a los nativos de este continente, mediante un monstruoso genocidio que nunca se justificará, es el golpe del martillo en el yunque, por el que los encargados de escribir la historia y establecer a plenitud los estados nacionales criollos, en el marco de la virtud, no han podido conciliar su sueño durante los últimos siglos. Defensores de los “indios”, ante los abusos cometidos en contra de ellos, aparecieron desde el principio; como el mismísimo Fray Bartolomé de Las Casas, pasando por escritores y antropólogos, hasta el reconocimiento jurídico de los Derechos de los Pueblos Indígenas por parte de la ONU, la OIT, y los mismos estados nacionales de las Américas; sin olvidarnos también del acto de contrición de los últimos papas de la Iglesia Católica, con respecto a este tema.

La historia clásica nos enseñó que los habitantes de este continente, llegaron a través del Estrecho de Bering hace más o menos trece mil años, al término de la última glaciación. En 1997, esta teoría se desbarató, cuando varios de sus defensores reconocieron públicamente, que una excavación arqueológica realizada en el sur de Chile, había demostrado de manera inapelable, la presencia humana en esa región, hace más de aquella fecha migratoria; algunos arqueólogos han propuesto que los primeros pobladores de este continente se remontan a más de treinta mil años, incluso otros científicos plantean la hipótesis de que, antes de la llegada de Colón, hubo hasta cinco oleadas sucesivas de asentamientos, la primera hace cincuenta mil años.

Sea lo que sea, queda claro que la civilización humana, se desarrolló simétricamente en los diferentes continentes. Al igual que la heredad territorial de los europeos, los asiáticos, los africanos y otros pueblos, queda bien marcada por la historia; lo mismo correspondería a los nativo-americanos. Los pueblos y naciones originarias de América, tendrían todo el derecho de reclamar sus territorios y a preservar su cultura, sobre cualquier circunstancia. Esto a propósito de las expresiones de un funcionario gubernamental, en el sentido de que la marcha indígena que se realiza en estos días, no tendría permiso. ¡Qué ridiculez! 

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