sábado, 23 de mayo de 2015

El inframundo

A propósito de los rumores sobre la desaparición de menores y el tráfico de órganos humanos, una realidad a la que no podemos taparnos los ojos y mantener cierta incredulidad, como un mecanismo de defensa ante lo inhumano y lo espeluznante, vale recordar incluso a regañadientes, que bajo la aparente tranquilidad de nuestras sociedades próximas, en realidad sí existe lo oscuro, lo oculto, lo underground, lo peor de la naturaleza humana. Una de las plataformas tecnológicas utilizadas por el “bajo mundo”, es la internet. Cabe notar que esta interconexión global es inimaginablemente enorme, y el usuario común, personas como usted o yo, accede solamente al 4% de la web. ¿Pero qué se podría encontrar en el inframundo de la internet? En estos sitios están desde piratería hasta redes gubernamentales de acceso restringido. Recorrer estas páginas suele ser muy peligroso, porque por ahí están los piratas informáticos, están los servicios de inteligencia a la caza pederastas, extremistas, traficantes de órganos, armas y drogas. Y es aquí como dicen, donde como en ningún otro lugar, “se puede comprar fácilmente un menor de edad, o simplemente pagar para ver cómo decapitan en vivo a una persona”.

La desaparición de personas, el tráfico de drogas, los secuestros, asesinatos, asaltos y violaciones, contrastan preocupantemente con los esfuerzos de las autoridades encargadas de mitigarla, aquí y más allá de las fronteras.  Gente que quiera apropiarse amoral y arbitrariamente de los bienes ajenos, gente que quiera a costa de lo que sea saciar sus más bajos instintos, o los psicópatas sádicos con sed de sangre y muerte, difícilmente se extinguirán; de ahí la necesidad de construir estados con estructuras democráticas fuertes que garanticen a sus ciudadanos todos y todas, seguridad –personal y jurídica-, justicia y una convivencia pacífica y solidaria. La tarea de construirla no está supeditada a una sola persona, sino a la sociedad en su conjunto.    

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